Alejandro Kandora
Periodista, fundador y gerente general de Tajamar Editores y de la distribuidora de libros Cajón de Sastre, empresas en las que ha desarrollado prácticamente toda su experiencia laboral.
"Amparándome en el criterio metodológico de Arnold Hauser según el cual el siglo XIX empezó en 1914, incluyo como una de las situaciones que me hicieron cambiar de opinión durante el año 2007 el NO a la fusión Falabella & D.S., pese a que ocurrió en los últimos días de enero de este año. Jamás pensé que en este esquema de cooptación política, complicidad por omisión de las autoridades políticas y económicas, oligopolio en los medios de comunicación y tiranía de los think thank (John Ralston Saul ha definido a un think thank en su Diccionario del que duda como 'organización que inventa justificaciones intelectuales desinteresadas para las políticas de los grupos corporativos que las financian. El resultado es una lamentable confusión entre conocimiento y poder'), esto fuera posible. Daba por hecho que la fusión iba sin chistar. Sólo unas pocas semanas antes se había autorizado la compra por parte del grupo Prisa de una cadena de radios con cuya incorporación pasarán a tener la mayor participación de la audiencia de radio, pero en el caso Falabella & D.S. surgieron con fuerza lo argumentos exhibidos por economistas como Andrés Gómez-Lobo y Manuel Cruzat (¿y qué, y qué, y qué? ¿Qué?, ¿van a decir que Cruzat es comunista ahora?, se puede decir parafraseando una canción de Mauricio Redolés), por preservar la competencia.
Sin duda que es harina de otro costal profundizar en si esta estrategia de desarrollo iniciada hace 10 años como respuesta a la crisis asiática, ha o no contado sólo con el respaldo por omisión de nuestros 'líderes' (¿alguien puede olvidar a Nicolás Eyzaguirre diciendo ante la fusión Metrópolis & VTR que le parecía fantástica porque generaría economías de escala y eso beneficiaría a los consumidores?, ¿alguien puede aportar una prueba de que esta fusión le haya traído beneficios por el abaratamiento de su cuenta o por el enriquecimiento de la oferta del cable?). De todo este proceso me siguen llamando la atención los peregrinos niveles de argumentación de los interesados. Recuerdo particularmente dos bastantes pintorescos: un director de D.S., Hans Eblen, sostuvo en una entrevista en El Mercurio ni más ni menos que mientras menos competidores hubiera en un mercado, mayor sería la competencia, y el ex comandante en Jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre, según información de La Tercera, presentó de motu proprio y henchido de orgullo patrio -aunque nunca tanto como para llegar al tribunal cantando “puta que es linda mi tierra”-, un informe en el que señalaba que la fusión era geopolíticamente brillante para la defensa militar de Chile ya que … ¡quién se va a atrever a meter con el país cuna de esta empresa! Era de imaginarnos en un futuro próximo cantando 'Falabella & D.S. es tu cielo azulado…'.
Relacionada con la anterior, hay otra situación de la que cambié de opinión durante el 2007 a partir de la conferencia que dio en Chile el editor franco-americano André Schiffrin en el seminario 'Hacia una Política de Integración del Libro Latinoamericano: Políticas públicas, concentración y bibliodiversidad'. En la conferencia inaugural, Schifrrin contó el caso de un ensayista y político latinoamericano del cual él es el editor al inglés. Cuando este autor asumió como ministro de Relaciones Exteriores en un nuevo gobierno de su país (no es muy difícil saber quién es: puede verse la lista de autores en la página), fue testigo de una oferta muy concreta y clara de parte de un grupo multimedia recibida por el gobierno: les ofrecían tratarlos extremadamente bien en todos sus medios de comunicación a cambio de que el gobierno les comprara los productos de sus empresas relacionadas. No pensaba que las transacciones de este tipo fueran tan claras y directas; pensaba que era más sutiles. Aunque esta situación confirma con largeza lo expuesto por el propio Schiffrin en su libro El control de la palabra acerca de las motivaciones espurias de grandes conglomerados financieros que compran medios de comunicación en Europa con el propósito de presionar a los gobiernos a cambio de que les compren las armas o tanques que producen sus otras empresas. Es decir, toda la realidad de un país que reflejan estos medios puede ser acomodada de acuerdo a si me compran esto o a si no me lo compran.
Así, de continuar esta tendencia de concentración y adelgazamiento progresivo de la realidad, son nuestras frágiles democracias las que están en riesgo. Si aceptamos la premisa de Steiner de que la democracia es la lengua, movimientos como los descritos no ayudan precisamente a ampliar los límites de nuestro lenguaje, labor que, creo, debiera ser la fundamental para la construcción de un país. Si no, quizás sería más razonable hacer caso de la propuesta que supuestamente habría hecho Acario Cotapos:
¿Por qué mejor no vendemos Chile y nos compramos algo más cerca de París?".
Ver todas las respuestas
Volver a El medio blog
domingo, 16 de marzo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Lejos de lo mejor que he leído en este interesante subgénero entrevisteril. No te había leído jamás y de repente resulta que eres como el Carlos Peña de los no abogados.
Espléndida mirada a alguno centrales temas políticos.
Publicar un comentario