lunes, 17 de marzo de 2008

ESPECIAL DE VUELTA A CLASES
MARZO 2008


¿EN QUÉ HAS CAMBIADO DE OPINIÓN EN EL ÚLTIMO TIEMPO?

Edge Foundation es una fundación que promueve la discusión intelectual, filosófica, artística y literaria a través de edge.org. Entre otras cosas, cada año sus encargados contactan a personas de distintas áreas para que contesten una pregunta. ¿Cuál es tu idea más peligrosa?, ¿sobre qué estás optimista?, ¿en qué crees aunque no puedas probarlo?, son algunas de las que han hecho en los últimos años.

Como las buenas ideas se copian -y se atribuyen- El medio blog inaugura su centro de encuestas La MediaPista, replicando la pregunta 2008 de Edge.org: ¿en qué has cambiado de opinión en el último tiempo? La solicitud en esta versión fue que los participantes respondieran esa misma pregunta, que parece mucho más fácil de lo que en realidad es, referida a su área de trabajo o cualquier otra y en la extensión que quisieran.

El criterio que seguí para escoger a los encuestados fue sencillamente que me interesara conocer su opinión. Aunque hay una mayoría de periodistas, también hay abogados, un arquitecto, varios escritores, un científico y hasta pensé en incluir a un buzo táctico para hacer feliz a Andrea Palet, pero lamentablemente no conozco a ninguno. Los más reacios fueron los científicos que aunque deben estar ocupados tratando de salvar el mundo (para que se haga realidad el escenario postnuclear de Matías Ayala), deberían poner atención a lo que respondió el astrónomo Dante Minniti. Pero así como fracasé con los científicos aclaro que si no hay políticos es simplemente porque ninguno fue invitado a participar: ocupan demasiado espacio y tiempo en los medios como para andar ofreciéndoles éste.

Así las cosas, finalmente contestaron cerca de 50 personas. La variedad de respuestas deja ver qué les ocupa la cabeza por estos días. Hay algunas tristes como las de los Gonzalos Maza y Saavedra, otras que dan miedo como la de Víctor Carrasco, unas que vienen con disculpas, por ejemplo la de María José Lecaros. Hay una respuesta muy práctica del escritor y periodista venezolano, Ibsen Martínez. Hay gente que está choreada con la Concertación: Carolina Urrejola, Juan Diego Santa Cruz o Catalina Jaramillo.
Santiago, la ciudad (¿la ubica?), para bien o para mal, también es un tema que apareció en varias respuestas: Andrés Azócar, Horacio Schmidt, Macarena García o Mónica Martin. Por último, otra cosa que quedó clara es que ser consecuente tiene menos adeptos. Se impone la contradicción tal como lo demuestran Angélica Errázuriz, Felipe Cussen o Matías Irarrázabal. Bueno, y justamente de contradecirse se trataba esta encuesta.
Pasen y vitrineeen.

Muchas, muchas gracias a todos los que participaron.

domingo, 16 de marzo de 2008

Jorge Herralde
Fundador y director de la prestigiosa Editorial Anagrama, que tiene en su catálogo a algunos de los más importantes autores contempóraneos. Herralde es considerado uno de los editores más destacado de la actualidad.

"¿En qué he cambiado? ¿O en qué no he cambiado? Bueno, hace media hora, en un descansillo de viajes por más altas cuestiones, he cambiado de opinión sobre mí mismo. Para peor".

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Consuelo Saavedra
Periodista de la Universidad Católica y máster en Administración Pública de la Universidad de Harvard. Ha trabajado en canal Rock & Pop, Siete + 7, radio Duna y TVN donde ha estado a cargo de Medianoche y Entremundos, entre otros programas. Actualmente conduce 24 Horas Central en TVN y Ligera de equipaje, en la nueva radio Paula.

“Me la paso cambiando de opinión, pero -por razones que no es del caso abundar- en el último tiempo ha empeorado significativamente mi percepción sobre el periodismo político en los medios escritos chilenos. Ha sido un aprendizaje forzoso constatar cómo se imprimen fantasías afiebradas, cómo las 'fuentes informadas' suelen ser más bien 'fuentes interesadas', cómo los datos no se chequean, cómo periodistas que han trabajado en el gobierno luego publican información confidencial que conocieron en el ejercicio de su cargo, en fin podría seguir ad eternum. Pecaré de ingenua pero aún creo en el reporteo bien intencionado, en el reporteo exhaustivo y en el viejito pascuero”.

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Gonzalo Garcés
Escritor argentino. Estudió literatura en la Sorbona. Ha colaborado en numerosos medios como La Nación, Clarín, Reforma, Brecha, La Tercera, Quimera o Letras Libres. Ha publicado tres novelas, Diciembre, Los impacientes (que ganó el Premio Biblioteca Breve) y El futuro. Está instalado en Chile, como escritor residente en la Universidad Católica y es uno de los organizadores del ciclo “La ciudad y las palabras” de la Facultad de Arquitectura al que asistieron los escritores Julian Barnes y Michel Houellebecq.

"¿En qué he cambiado de opinión en el último tiempo? En muchas cosas. Antes creía que Stephen King era un autor de bestsellers sin interés literario; ahora he comprendido que es un genio. Antes creía que Hillary Clinton sería una bendición como presidente de Estados Unidos para su país, y por extensión para todos nosotros; ahora creo que sería nefasta.

Antes creía que el fin de la civilización occidental debido al agotamiento del petróleo era inminente; ahora creo que tenemos para dos o tres años más. Antes creía que Argentina era un país sin esperanza en lo político, pero interesante en lo cultural; ahora creo que tampoco es interesante en lo cultural. Antes estaba seguro de ser un buen practicador de cunnilingus; ahora que leí El informe Hite no estoy tan seguro".

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María Gracia Cariola
Abogada de la Universidad Católica y master en Derecho de New York University. Trabajó en el estudio Cariola, Diez y Pérez Cotapos. Hoy entre otras cosas es gerente general de Inversiones MC & MC S.A., directora de Inversiones Pathfinder S.A. y parte del directorio de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), lo que la convierte en la primera mujer que ha integrado ese organismo. Es consejera de Comunidad Mujer.

"Antes me parecía que madurar consistía en conformarse y renunciar, nada bueno. Ahora, creo que tiene de conformarse y de renuncia, pero con el corazón contento, en paz, sin amargura y, es una buena cosa.

Siempre he pensado que los hombres y las mujeres somos todos personas, que tenemos de masculino y femenino y que, las diferencias, más allá de las obvias de la naturaleza, son más bien artificiales, impuestas por la evolución de la vida en sociedad. Sigo pensando eso y que, dada la evolución de la sociedad ya deberíamos permitir que cada persona, hombre o mujer, se desarrolle según sus habilidades particulares. Lo nuevo, es que siempre pensé que dentro de lo que teníamos igual, estaba el pensamiento y el conocimiento. Ahora, creo que conocemos lo mismo, pero parece que es verdad que pensamos distinto, que llegamos de diversa forma a ese conocimiento. Esto no sé si es una buena cosa. Es no más".


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Matías del Río
Periodista de la Universidad Finis Terrae y master de la Universidad Complutense de Madrid. Ha trabajado en La Segunda, La Hora, Capital y TVN. Condujo “El Termómetro”, de CHV y actualmente el noticiario nocturno “Última mirada”. Además tiene un programa con Carolina Urrejola en Duna.

“Hasta ayer pensaba que si bien golpear a los niños era de animales, un pequeño coscorrón en casos extremos podía ser aleccionador y hasta pedagógico.
Anoche reté a mi hijo porque no se quedaba dormido y estaba gritando, me acerqué y se metió asustado debajo de la almohada. Quedé helado. Amargado. Le di susto, pero, sobre todo, atiné que a él le da mucha rabia y lo humilla.
Los coscorrones también son de animales”.


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Gonzalo Baeza
Periodista, Universidad Católica. M.A. en Ciencias Políticas, NorthernIllinois University. Fue corresponsal para United Press Internationaly Argus Media y periodista para The Rockford Register Star (Illinois). Actualmente trabaja en el departamento de Asuntos Públicos de la American Federation of State, County and Municipal Employees enWashington, D.C. y comenta libros para 'Cultura' de La Tercera.

"Esto va a sonar a una de esas epifanías obvias del tipo: ‘Nunca creíen la ley de gravedad hasta que me caí de un quinto piso’ o ‘confiaba ciegamente en la homeopatía hasta que me di cuenta que la agüita de boldo no sirve para combatir una metástasis’. En otras palabras, es algo que para algunos resulta evidente (y, aún así, no tanto para muchos otros). Aquí va:


Cuando estaba en la universidad llegué a la conclusión que los sindicatos iban en retirada, que en general se trataba de clubes sociales para empleados que contaban los días para su jubilación con marcas en la pared y cuyo principal fin era perpetuarse en sus trabajos y tener una sede para jugar cacho. Grupos minúsculos de sacadores de vuelta y reclamones que en la víspera del vencimiento de su contrato colectivo invocaban demandas absurdas y en definitiva no cumplían otro propósito que servirse a sí mismos. No es que me opusiera al principio de un sindicato en sí, sino que pensaba que ya habían cumplido su misión, que era poco o nada lo que podían lograr de aquí en adelante y todas esas otras ramplonerías de la gente que cree que tener un título y saber buscar en Google le da derecho a opinar sobre cualquier cosa.

Después de casi dos años de trabajar para un sindicato, me retracto. Más allá del hecho que en Estados Unidos el trabajador sindical gana en promedio un 30 % más que los no sindicalizados o que los beneficios de los primeros (vacaciones, cobertura de salud, etc.) suelen ser mucho mejores, me he familiarizado con la misión global de un sindicato y cómo rebasa la simple negociación de un contrato colectivo cada cierto número de años. Cosas como apoyar a un candidato a gobernador para que en su estado se apruebe la negociación colectiva, tener lobbistas y campañas sostenidas para finalmente subir el sueldo mínimo después de 10 años, contribuir a crear una mayoría parlamentaria ya sea a nivel nacional o estatal para lograr mejor legislación laboral, financiar y crear ONGs que promuevan una agenda sindical, trabajar con legisladores para mejorar el sistema de salud, etc. En fin, que los sindicatos, lejos de ser anacrónicos, siguen siendo muy necesarios.

(Otra cosa sobre la que he cambiado de opinión el último tiempo es que si bien antes me aburría todo lo que tuviera que ver con el Far West, principalmente porque me recordaba a esos deprimentes cumpleaños en el Mampato, ahora me he dado cuenta que como literatura y como cine es un género subvalorado con muy buenos escritores y directores. De hecho, hay días en que hasta me creo John Wayne).

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Angélica Errázuriz
Periodista de la Universidad Finis Terrae. Ha trabajado en El Mercurio, Las Últimas Noticias, la Universidad del Desarrollo y la Facultad de Arquitectura de la UC. Actualmente colabora con distintos medios porque anda de paso en Chile.

“Antes me torturaba el hecho de no ser de aquí ni de allá y de hacer muchas veces lo contrario a lo que en verdad pienso. Me encontraba poco consecuente y bastante cínica. Ahora me da lo mismo. Es más, lo asumo como un rasgo de carácter y punto. Simplemente, no soy de un bloque y puedo variar la visión sobre las cosas sin culpa. No sé muy bien las razones de este cambio. Me imagino que me liberé al enterarme de que ya es suficientemente difícil armar un sistema básico para sacar adelante a tu familia y tu propia vida, como para además andar construyendo estructuras impermeables sobre creencias e ideologías. A mí al menos, no me da.
Frente a amigos concertacionistas, por ejemplo, claramente soy de derecha y en medio de derechistas, en cambio, soy de lo más progre. Para agnósticos y ateos, soy católica apostólica y romana y para los más ortodoxos ando con el cartel “católica a su propia medida” a cuestas. Mis hijos no comen azúcar hasta que, claro, asisten a cumpleaños y todo tipo de celebraciones y me chantajean con pataletas en lugares públicos. Creo en la educación y salud públicas y ni mis hijos irán a un colegio estatal ni yo he ido a verme la más mínima dolencia a un hospital. Y la lista podría continuar, pero no daré la lata. Aprecio mucho la economía de palabras…hasta ahora”.


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Axel Christensen
Ingeniero Civil de la Universidad Católica y MBA de la Universidad de Stanford. Ha sido Gerente de Estudios de Citicorp Chile Corredores de Bolsa, Gerente de Inversiones de AFP Cuprum, socio de Moneda Asset Management. Hoy entre otras cosas es Gerente General de Cruz del Sur Inversiones y asesor externo del ministerio de Hacienda de Chile.

"En el último tiempo cambié de opinión respecto a que a los 40 años (que acabo de cumplir) ya está echada tu suerte profesionalmente y que de ahí todo es cuesta abajo. Un inesperado cambio laboral me llevó a replantearme muchas cosas respecto a lo que había logrado y me di cuenta que lo mejor todavía estar por venir. Me di cuenta que a veces hay que dejar de tratar de controlarlo todo y dejarse llevar un poco. Que más que centrarme en dónde quiero llegar, es tanto o más importante disfrutar del paisaje.

También cambié de opinión respecto a la amistad y las relaciones interpersonales. No se puede tener un millón de amigos, como aspira Roberto Carlos, porque una verdadera amistad requiere tiempo, que sigue siendo el bien más escaso. Y que uno debe asumirlo con responsabilidad.

Finalmente me di cuenta (más que cambiar de opinión) que el ser independiente políticamente también es una postura militante".

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María José Lecaros
Periodista de la Universidad Católica y doctora en Comunicación Pública de la Universidad de Navarra. Fue directora de la Escuela de Periodismo de la UC y actualmente es presidenta del Consejo de Ética de los Medios y vicerrectora de la Universidad Los Andes.

"He cambiado de opinión… sobre el valor de la opinión en el periodismo.

Comencé a trabajar en periodismo en momentos que el valor de una noticia era proporcional al número de datos, cifras, fuentes, fotografías y gráficos. Al hacer clases, con arrogancia, ahora pienso ignorancia, repetí las frases clásicas del periodismo norteamericano, que en inglés resultaban aún más exigentes: facts, facts, facts. O aquella aún más antigua de, facts are sacred, commentary is free. Pido público perdón a los alumnos a los que tarjé adjetivos y eliminé descripciones. El modelo, 'mi' modelo era el del periodismo exacto y preciso –así lo parecía— que se usaba en América del Norte. Había que alejarse del estilo literario, vago, politiquero e ideológico que proponía el periodismo europeo. Para ideas y literatura, ambiente y ánimo ya estaba ese mundo que parecía dividirse matemáticamente en kilómetros al este o al oeste del muro de Berlín. Las ciencias eran exactas y los periodistas queríamos ser científicos y profesionales. Mirábamos en menos la opinión.

Por supuesto la pedíamos. Pero a las fuentes, a los protagonistas, a los afectados. Había que dar cuenta de lo que sucedía y omitir la propia opinión si queríamos mostrar la realidad.

Hoy valoro la opinión. Aprecio los medios en que ella se mueve con elegancia y con solidez. Prefiero el diario, la revista, los documentales, los formatos de conversación y los blogs. Tiendo a postergar la lectura de los informes cuantitativos y los resúmenes. Me parece mucho más atractivo un ensayo que un manual. Atesoro los medios que proponen a su audiencia ideas, estados de ánimo, descripciones, proyectos. Me admira el adjetivo adecuado, la mirada bien captada por una cámara, el tono de voz con que se pronuncia una palabra. Valoro la pauta que se arriesga con un ángulo impensado y sorpresivo que hace pensar, provoca agenda y logra respuestas.

Hoy pienso que —al menos en los medios— la opinión es un aporte mayor a la información que la suma agobiadora de hechos. Acerca más a la realidad una opinión que una avalancha panorámica de datos e imágenes en 180° que sólo impacta y paraliza.

Agradezco infinitamente las opiniones. Sin embargo, no cualquiera, ni dicha de cualquier modo. En eso, no he cambiado de opinión. La opinión que quiere mostrar la realidad, develar el misterio, acercar lo difícil y asombrar es la que no engaña. No pasa gato por liebre porque se da como tal –opinión—y no como afirmación. Quizá está inconclusa, en borrador, pero muestra genuinamente lo que la persona piensa. Permite, que rectamente, hablando casi para sí misma, sin trampas ni recado, una persona 'se' habla y se contesta abiertamente de modo que otros puedan participar de esa conversación. La opinión que valoro exige valentía y proporción. Las que me parecen más atractivas no son las grandes opiniones, las rimbombantes y barrocas, sino aquellas pequeñas palabras, ideas y ángulos que son capaces de 'mostrar' o al menos remitir a la realidad. Como ella, son aparentemente obvias. Pero tienen la belleza en el decir algo de esa verdad y la profundidad que sólo posee la realidad.

No he olvidado una crónica sobre la primera lluvia del año, clásica nota pedida a un alumno en práctica. Sin datos ni números. Hace años. Aún se siente y se ve porque la iniciaba un adjetivo. 'Fina lluvia cayó ayer sobre Santiago…'".

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Mónica Martin
Periodista de la Universidad Gabriela Mistral y directora de Comunicaciones del departamento de Economía de la Universidad de Chile.

“Hasta hace no mucho tiempo la idea de vivir (en Chile) en una ciudad distinta a Santiago me parecía imposible, básicamente porque me declaro una gozadora de la urbe... de sus cafecitos, del cerro San Cristóbal, de su diversidad de barrios con tan distintos encantos, del Forestal y hasta de su discreta oferta cultural. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, los tacos provocados por autopistas mal diseñadas, los túneles sin sentido, las plazas ultrajadas por las inmobiliarias, el colapso de nuestro otrora Metro modelo y los santiaguinos malhumorados, grises y violentos me han hecho evaluar (muy incipientemente aún) la posibilidad de migrar a tierras más amables.

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Cristóbal Florenzano
Licenciado en Periodismo y Egresado de Filosofía, UC. MPhil y Candidato a doctor en Sociología en la Universidad de Cambridge.

"Durante los últimos años, mi interés por la filosofía, y por la especulación teórica en general, ha decaído de manera dramática. No sé si se trata de un aburrimiento pasajero o de un desenganche más profundo y terminal. Pero es un cambio de mano mental que me desconcierta y, hasta cierto punto, decepciona. Invertí una enorme cantidad de horas de mi vida, entre los veinte y los treinta, en estudiar y entender los argumentos, teorías y modelos de autores muy dispares: desde los más eminentes y elaborados metafísicos hasta los más virulentos y desencajados teóricos de la dispersión. Lo hice con poco método y orden, pero con un entusiasmo y voracidad que ahora, pocos años después, miro con perplejidad. Hoy tendrían que agarrarme a palos para que me animase a hojear volúmenes que hasta hace poco tiempo atrás leía con gusto, y a veces incluso, cierta devoción.

Me gustaría, entonces, responder que antes creía en la importancia de la teoría pura y de las ideas y ahora, en cambio, me interesan sólo en la medida en que a través de ellas se pueda ver la realidad más bruta del mundo y de las cosas. La verdad, sin embargo, sospecho, es más pobre y menos enaltecedora: uno envejece, se vuelve más zorro y pragmático, y deja morir de inanición la manía de andar analizando el mundo desde el punto de vista de lo general y abstracto".


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Ernesto Ayala
Periodista de la Universidad de Chile, escritor y crítico de cine. Ha trabajado en El Mercurio, Capital, Bazuca.com. Hoy es editor de la revista Vinos y más. Ha publicado el libro de cuentos Trescientos metros, la investigación periodística Noche ciega y la novela Examen de grado.

1) Antes creía que era mucho más inteligente de lo me he dado cuenta que soy.
2) Antes me gustaba U2. Ahora encuentro que son unos pelotudos. Pero también pienso que fueron ellos los que cambiaron.
3) Antes no prestaba atención a los márgenes. Ahora creo que no hacerlo es ceguera.
4) Antes me importaba mucho más la trama. Ahora creo que me interesan más los personajes. 5) Antes creía que el tema de la salud era insolucionable. Ahora creo que se debe solucionar y al costo que sea. Tenemos que vivir en un país que garantice un buen acceso a la salud a todos su habitantes. Todos. No porque me importe que hayan más o menos chilenos, la verdad, sino porque creo que tener salud accesible a todos los chilenos significa cohesión social, tranquilidad individual y amor por lo que somos como país, por lo que hemos hecho, un sentimiento que hoy no tengo exactamente a flor de piel.

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Macarena García
Periodista de la Universidad Católica. Trabaja en Artes y Letras de El Mercurio y es coautora, junto a Óscar Contardo, de La era ochentera. Tevé, pop y under en el Chile de los ochenta.

"Cambié de opinión respecto de qué tiene que tener una ciudad para convertirse en un lugar deseable para vivir. Por ejemplo, ahora valoro las cuatro estaciones bien determinadas, que el invierno no sea muy duro (no Nueva York, no Dublín) y que en verano una pueda caminar 10 cuadras a plena tarde sin aturdirse (no Miami, no Madrid). Que ojalá tenga mar o al menos esté cerca de él. Que se valore el espacio público, que la gente ande en transporte público y no sea un entramado de autos y autopistas (no Los Ángeles, no Sao Paulo). Que tenga bibliotecas, ojalá también una cineteca y algún museo decente. Ojalá.

Lo fundamental, sí, es que sea una ciudad segura, que una pueda dejar la bicicleta amarrada con un candado grueso si entra a comprar a una tienda y que no ande pensando que el tipo de la vereda de al frente me quiere secuestrar (no el D.F., no Río). Que hablen un idioma que uno pueda entender y vayan al baño de la misma forma (no Berlín y definitivamente no Delhi, no gran parte del mundo; es obvio). Y, algo menos visible, pero decisivo, que el precio del suelo sea relativamente barato, porque si no terminaremos en el suburbio de la ciudad que de verdad queríamos (no Londres, no París, no buena parte del mundo que va al baño de la misma forma).
Mi nueva opinión es que Santiago es una ciudad casi perfecta. Sus defectos —el Transantiago y otros tantos—son perdonables con el menosprecio que se esconde en toda actitud optimista. Santiago es una de las mejores ciudades para vivir. Al menos me gustaría convencerme".


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Horacio Schmidt
Arquitecto de la Universidad Católica. Después de trabajar con Germán de Sol, estuvo casi dos años en Inglaterra trabajando para Norman Foster, uno d elso arquitectos más destacados del mundo. Actualmente es socio de la oficina de arquitectura Schmidt Arquitectos Asociados y profesor de taller de la U. Finis Terrae.

“Lo obvio sería decir que he cambiado mi opinión sobre la alternancia en el poder. Antes pensaba que era positiva solo si había una alternativa en serio. Ahora estoy seguro que es necesaria incluso con esa alternativa.

Como arquitecto antes pensaba que era posible planificar la ciudad y que no se la debía dejar en manos de la desalmada especulación inmobiliaria. Ahora, como me he dado cuenta que es imposible imponer una norma sobre la fuerza incontenible del ‘emprendimiento’, pienso que el tema se podría tratar como el del cigarro. Es decir obligar a las empresas inmobiliarias a poner letreros en los edificios con fotos aterradoras de sectores de El Golf, torres de departamentos en Santiago Centro, autopistas que se diseñan sin pensar en absoluto en su impacto estético, túneles, etc. Y algún eslogan sugerente como; 'Comprar este departamento es dañino para su espíritu y el de los demás'.

Cuando era más joven pensaba que la juventud era una fuente inagotable de creatividad, ahora, convenientemente, me doy cuenta que no".


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Gonzalo Saavedra
Periodista de la UC con un doctorado en Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha trabajado en revista Hoy, en Diseñadores Asociados, La Segunda y El Mercurio. Fue director por cinco años de la Revista Universitaria y actualmente es profesor de la Escuela de Periodismo de la Universidad Católica, columnista de Artes y Letras, y conductor de la Belleza de pensar en Canal 13 cable.

"Soy de esas personas cuyos amigos son los de toda la vida. No es que me resista a hacer amistades nuevas: me la paso obnubilándome con recién llegados que me hacen reír y que se carcajean conmigo de vez en cuando. Pero, finalmente, mi mejor amigo, al que encuentro más inteligente y originalmente gracioso, lejos, es el mismo mejor amigo desde los nueve años. Fue en un recreo, en un campo de yuyos que eran casi de nuestra altura; ahí intercambiamos juegos de palabras ingeniosos, mientras nos tomábamos unas Nobis Castel de coco, hoy desgraciadamente desaparecidas. Los yuyos estaban infestados de pololos y una vez vacías, se nos ocurrió llenar las botellas de Nobis hasta el tope con esos insectos que no pican, pero que pueden infundir cierto temor cuando levantan su caparazón expresionista de naranja y negro para volar. A vuelta del recreo, liberamos a los coleópteros en plena clase de cuarto básico, y hubo gritos exagerados y hasta desmayos entre histéricas precoces. Nos suspendieron. Un día. A partir de entonces nos hicimos amigos irremediables en lo que nosotros considerábamos una broma y la jefatura de la Segunda Unidad de Básica, una suerte de crimen. Seguimos inseparables hasta como a los 20, cuando la universidad te regala otros horizontes y también magníficas amistades. Ahí también me tocó realizar con nuevos amigos del alma proyectos que nosotros considerábamos periodismo, y el Ministerio del Interior, y la CNI o sus facciones, una suerte de crimen. Me reencontré con mi mejor amigo del colegio poco antes de cumplir 40. Cada uno tenía un par de verdades que nos confesamos en un almuerzo largo. Eso bastó, porque volvimos a ser cómplices, con el humor habitual que a veces es cáustico, pero siempre hace cariño. Como a algunos amigos de la universidad también dejé de verlos, pensé que todos los reencuentros, verdades incluidas, serían parecidos. Acerté, con un margen de error de ésos que son estadísticamente insignificativos, pero que humanamente lo representan casi todo. Es en la consideración de esos pocos ex amigos en lo que más he cambiado de parecer. Ellos saben que yo no pico, pero creen que infundo cierto temor cuando vuelo. Lo que para mí y el resto de mis amistades es una broma del destino, para ellos sigue siendo una suerte de crimen".

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Patricio Tapia
Redactor de Artes y Letras de El Mercurio.

"Algo en lo que mi opinión ha variado es respecto del valor de las opiniones. Obviando su descrédito reciente entre nosotros con el surgimiento de la dudosa disciplina de la 'opinología', reservada, al parecer, a los saberes televisivos, y más allá de la antigua distinción entre 'ciencia' y 'opinión', la consideración por las opiniones ajenas parecía tener una dimensión democrática, de igualdad en el sentido que todas ellas tenían similar valor. Por supuesto que nunca he llegado a los extremos de pensar (ni de afirmar) aquello que suele atribuirse a Voltaire: 'No estoy de acuerdo con lo otro dice, pero moriría por su derecho a decirlo', pero si no a morir, por lo menos estaba dispuesto a creer que todas las opiniones merecían el mismo respeto. En realidad, las que merecen igual respeto son las personas, no las opiniones, pues algunas merecen palos. Y las personas, antes de opinar, harían bien en intentar reflexionar sobre sus 'opiniones' para que no fueran simplemente un catastro de sus prejuicios. Quizá tenía razón Gaston Bachelard cuando escribió: 'La opinión piensa mal; no piensa: traduce necesidades en conocimientos', auque también estaba forzando demasiado la oposición, pues incluso las opiniones reflexionadas son sólo una opinión, como lo es ésta.

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Matías Ayala
Poeta, profesor y crítico literario. Doctorado de la Universidad de Cornell. Actualmente es académico del Departamento de Lengua y Literatura de la Universidad Alberto Hurtado. Editó Una nota estridente de Enrique Lihn y es autor de dos libros de poesía: Escafandra (1998) y Año dos mil (2006).

Puede que el mundo no se acabe

"El temor del fin del mundo debido a la guerra atómica fue una parte confusa de mi educación bajo la Guerra Fría, como la de muchos otros. Además, desde niño que vengo escuchando los peligros y amenazas del cambio climático. Todo esto, junto con mi formación ‘humanista’ –que suele enfatizar los descalabros del mundo moderno en vez de resaltar sus logros– me ha conducido a la seguridad del final de la vida en el planeta en un futuro no muy lejano.

Reconozco tener una sensibilidad apocalíptica. En literatura esto está ampliamente desarrollado y estudiado. El crítico Frank Kermode escribió el magistral El sentido de un final en torno al tema. Hollywood, por su parte, se ha esmerado en el sub-género del desastre natural o tecnológico. Las escenas de Manhattan bajo el agua (Inteligencia artificial) o la nieve (El día después de mañana) son difíciles de olvidar. Terremotos, avalanchas, explosiones volcánicas, tsunamis, incendios, todo eso es inevitablemente atractivo a las audiencias actuales. Asimismo, invasiones extraterrestres, ataques terroristas, caos computacional, aviones desbocados, etc. son pan de todos los días. Hay un placer perverso en asistir a la destrucción del mundo que es difícil de formalizar. Aún espero ver una película en que Santiago de Chile sea consumido por la destrucción (de la lluvia o de terremotos, quizás).

En consecuencia, al leer la historia del siglo XX de Eric Hobsbawm me impresionó su afirmación de que el sangriento siglo XX reportara, finalmente, cuentas positivas para la humanidad. Asimismo, proyectos como el ‘Svalbard Global Seed Vault’ de hacer una bóveda de semillas en el Polo Norte en caso de desastre climático me han sorprendido más que calmado. La posibilidad de que haya un futuro después del caos y no sencillamente nada es espeluznante.

Aunque pensándolo bien, es decir, de forma egoísta, la suerte del mundo más allá de los nietos de los nietos de mis nietos se me hace imposible e innecesaria de concebir. Hoy en día, lo que más me perturba es la afirmación de Fredric Jameson: ‘Es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo’".


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Alfredo Sepúlveda
Periodista de la Universidad de Chile y máster en periodismo de la Universidad de Columbia. Ex editor en El Mercurio. Profesor y director del proyecto "Comunicar" en la Universidad Alberto Hurtado. Colabora en diversos medios chilenos y ha publicado la biografía Bernardo, el libro de cuentos Sangre Azul y de la novela Las muchachas secretas.

"Ahora creo que:

- Hay que darle una oportunidad a las flores de Bach.
- Uribe debe ser reelecto
- Frederick Forsyth es mejor que Stephen King.
- No hay que desear el Blackberry de tu prójimo.
- El New Yorker sí puede publicar artículos aburridos como este
sobre Superhéroes, por muy de Michael Chabon que sea.
- Tim Burton no es tan bueno.
- Gerardo Rocha no es tan bueno.
- Los libros de Allamand sí se leen
- McCain is the man.
- El verano es mejor que el invierno, sobre todo después del invierno pasado.
- El idioma francés no está tan sobrevalorado.
- La palabra “burro” describe bien a personas flojas o tontas.
- 2 + 2 = 4
- El Banco Central no es tan cool.
- Es mejor donar los siete pesos del vuelto.

- Santiago es una mierda, pero es mi mierda".

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Luis Argandoña
Periodista de la Universidad de Chile y master en Media &Communications del LSE. Socio de Conecta Media Research, GrupoTIME. Autor del blog Diestra & Siniestra.

“Antes, cuando pensaba en innovaciones que los medios locales podían adoptar, instintivamente siempre pensaba en las grandes compañías. En aquellas que tenían las marcas y las espaldas para experimentar, para tomar riesgos o incluso para poner la pata encima con desarrollos más sofisticados, si el caso lo ameritaba. Pensaba en El Mercurio SAP, en Iberoamerican Radio, en Canal 13, en Copesa, por mencionar algunas.
De un tiempo a esta parte, me ocurre todo lo contrario. Pienso que los canales de tv online que nos van a entusiasmar, los agregadores de noticias locales relevantes, las plataformas para contenidos locales en teléfonos móviles, las aplicaciones de servicios que nos informen qué panoramas hay para hoy, o que nos ayuden a sortear los tacos en Santiago, es mucho más probable que surjan de gente creativa y hambrienta que está al margen de las grandes compañías. Como el
Podcaster.cl, de Andrés Valdivia, por ejemplo.
Tal vez -ojalá- sea una combinación entre estos creativos y los grandes medios, pero creo que los incentivos y las estructuras (mentales y organizacionales) de éstos lo hace más difícil. Aprendí que las herramientas para crear estas cosas ya están al alcance del ciudadano inquieto de a pie, y he visto como silenciosamente aparecen esas empresas pequeñas. Aprendí que esa frase de moda: 'small is the new big', tiene sentido hoy más que nunca”.

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Dante Minniti
Doctor en Astronomía de la Universidad de Arizona. Es especialista en sistemas planetarios. Fue asesor de la NASA-NSF y es fundador del Centro Fondap de Astrofísica de Chile y de la Sociedad Chilena de Astronomía. Trabaja en el departamento de Astronomía de la Universidad Católica. Recientemente publicó el libro Mundos lejanos. Sistemas planetarios y vida en el Universo.

“En la importancia real que tiene la divulgación científica. Como investigador estoy muy, muy concentrado en mis trabajos que demandan mucho, mucho tiempo. Por eso no podía dedicarme mucho a la divulgación científica, ya sea a dar charlas, clases introductorias, o escribir textos y artículos para el público en general. Sin embargo, ahora me doy cuenta que dedicar un poco de tiempo a estas actividades tiene un impacto muy positivo, y me deja muy contento”.

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Álvaro Bisama
Profesor de Literatura y magíster en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Chile. Ha trabajado como crítico literario de La Tercera y Qué Pasa. Hoy es columnista de la Revista de Libros de El Mercurio. Tiene tres libros publicados: Zona cero, Postales Urbanas y la novela Caja Negra.

"Esto es un apunte al azar. Antes pensaba que Gonzalo Rojas y Oscar Hahn eran dos poetas excepcionales. Sobre Rojas, me arrepentí hace mucho tiempo: ahora me parece un lagarto preocupado de leer sus greatest hits y esperar que le den premios por el mundo. Ojo, lo de lagarto es por el aspecto reptiliano que ha adquirido en su vejez. Tal vez siempre lo fue, pero ese puede ser un destino posible de los surrealistas, el convertirse en iguanas salidas de otro planeta.
Con Hahn es más complejo: Hahn es un escritor aplicado que tiene un par de libros impecables donde coge la tradición completa de la literatura española y la adapta a su propio presente. O por lo menos, eso creía yo. Mientras más leo, más pienso que la obra de Hahn está sobrevalorada: las citas funcionan como efectos especiales cultos para que los profesores de literatura gringos se exciten, el uso de las formas clásicas ya no sorprende mucho (los poetas de los 90 supieron apropiárselas con habilidad) y todo su rollo erótico y hereje carece de fondo al lado del Maquieira más zombie o del Bertoni más cotidiano. Es raro, pero Oscar Hahn me parece la Soledad Alvear de la literatura chilena: la mejor alumna del curso que cree que debe ser Presidenta de la República. Hahn es más modesto y más amable y menos estridente: apenas el Premio Nacional, que este año entra en competencia. Bueno, lo ganó Rojas, no creo que deba ser un sueño imposible para nadie a estas alturas".


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Alejandro Kandora
Periodista, fundador y gerente general de Tajamar Editores y de la distribuidora de libros Cajón de Sastre, empresas en las que ha desarrollado prácticamente toda su experiencia laboral.

"Amparándome en el criterio metodológico de Arnold Hauser según el cual el siglo XIX empezó en 1914, incluyo como una de las situaciones que me hicieron cambiar de opinión durante el año 2007 el NO a la fusión Falabella & D.S., pese a que ocurrió en los últimos días de enero de este año. Jamás pensé que en este esquema de cooptación política, complicidad por omisión de las autoridades políticas y económicas, oligopolio en los medios de comunicación y tiranía de los think thank (John Ralston Saul ha definido a un think thank en su Diccionario del que duda como 'organización que inventa justificaciones intelectuales desinteresadas para las políticas de los grupos corporativos que las financian. El resultado es una lamentable confusión entre conocimiento y poder'), esto fuera posible. Daba por hecho que la fusión iba sin chistar. Sólo unas pocas semanas antes se había autorizado la compra por parte del grupo Prisa de una cadena de radios con cuya incorporación pasarán a tener la mayor participación de la audiencia de radio, pero en el caso Falabella & D.S. surgieron con fuerza lo argumentos exhibidos por economistas como Andrés Gómez-Lobo y Manuel Cruzat (¿y qué, y qué, y qué? ¿Qué?, ¿van a decir que Cruzat es comunista ahora?, se puede decir parafraseando una canción de Mauricio Redolés), por preservar la competencia.

Sin duda que es harina de otro costal profundizar en si esta estrategia de desarrollo iniciada hace 10 años como respuesta a la crisis asiática, ha o no contado sólo con el respaldo por omisión de nuestros 'líderes' (¿alguien puede olvidar a Nicolás Eyzaguirre diciendo ante la fusión Metrópolis & VTR que le parecía fantástica porque generaría economías de escala y eso beneficiaría a los consumidores?, ¿alguien puede aportar una prueba de que esta fusión le haya traído beneficios por el abaratamiento de su cuenta o por el enriquecimiento de la oferta del cable?). De todo este proceso me siguen llamando la atención los peregrinos niveles de argumentación de los interesados. Recuerdo particularmente dos bastantes pintorescos: un director de D.S., Hans Eblen, sostuvo en una entrevista en El Mercurio ni más ni menos que mientras menos competidores hubiera en un mercado, mayor sería la competencia, y el ex comandante en Jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre, según información de La Tercera, presentó de motu proprio y henchido de orgullo patrio -aunque nunca tanto como para llegar al tribunal cantando “puta que es linda mi tierra”-, un informe en el que señalaba que la fusión era geopolíticamente brillante para la defensa militar de Chile ya que … ¡quién se va a atrever a meter con el país cuna de esta empresa! Era de imaginarnos en un futuro próximo cantando 'Falabella & D.S. es tu cielo azulado…'.

Relacionada con la anterior, hay otra situación de la que cambié de opinión durante el 2007 a partir de la conferencia que dio en Chile el editor franco-americano André Schiffrin en el seminario 'Hacia una Política de Integración del Libro Latinoamericano: Políticas públicas, concentración y bibliodiversidad'. En la conferencia inaugural, Schifrrin contó el caso de un ensayista y político latinoamericano del cual él es el editor al inglés. Cuando este autor asumió como ministro de Relaciones Exteriores en un nuevo gobierno de su país (no es muy difícil saber quién es:
puede verse la lista de autores en la página), fue testigo de una oferta muy concreta y clara de parte de un grupo multimedia recibida por el gobierno: les ofrecían tratarlos extremadamente bien en todos sus medios de comunicación a cambio de que el gobierno les comprara los productos de sus empresas relacionadas. No pensaba que las transacciones de este tipo fueran tan claras y directas; pensaba que era más sutiles. Aunque esta situación confirma con largeza lo expuesto por el propio Schiffrin en su libro El control de la palabra acerca de las motivaciones espurias de grandes conglomerados financieros que compran medios de comunicación en Europa con el propósito de presionar a los gobiernos a cambio de que les compren las armas o tanques que producen sus otras empresas. Es decir, toda la realidad de un país que reflejan estos medios puede ser acomodada de acuerdo a si me compran esto o a si no me lo compran.

Así, de continuar esta tendencia de concentración y adelgazamiento progresivo de la realidad, son nuestras frágiles democracias las que están en riesgo. Si aceptamos la premisa de Steiner de que la democracia es la lengua, movimientos como los descritos no ayudan precisamente a ampliar los límites de nuestro lenguaje, labor que, creo, debiera ser la fundamental para la construcción de un país. Si no, quizás sería más razonable hacer caso de la propuesta que supuestamente habría hecho Acario Cotapos:
¿Por qué mejor no vendemos Chile y nos compramos algo más cerca de París?".


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Verónica Concha
Comunicadora Audiovisual Uniacc. Trabajó durante 13 años en Canal 13 y participó en la producción de varios programas como Si se la puede, gana, Video loco, el Festival de Viña y En boca de todos. También trabajó en Alma Producciones. Actualmente está cargo del área audiovisual de la Escuela de Periodismo en la Universidad Alberto Hurtado.

“Enseñar, informalidad y rigor. He comprobado que hacer respetar reglas, poner distancias con los alumnos, dar pautas claras y respetarlas, ocupar un lenguaje adecuado, tratar siempre de buscar el mejor minuto y lugar para decir las cosas sí son temas importantes… finalmente, todo tiene una razón de ser. Es muy heavy ser modelo para otros… hasta ahora sólo lo había vivido con mis hijos, pero con grandes… creo que es clave”.


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Miguel Paz
Periodista de la Universidad Arcis. Recientemente dejó La Nación Domingo para irse junto a Mirko Macari a El Mostrador. En 2006 fue finalista del Premio Periodismo de Excelencia de la Universidad Alberto Hurtado. Es el creador de Tuiteapoh.com, la Comunidad Twitter de Chile, autor de un blog que lleva su nombre y colaborador de la revista Noticias de Argentina.

“He cambiado de opinión respecto a Dios. Cuando viajo en avión y hay turbulencias hablamos mucho. Yo le prometo que me portaré mejor. Y ÉL responde eliminando las tormentas de un zuácate. Antes pensaba que el tipo no quería a los periodistas. Es decir, todavía no nos quiere. Pero no ha impedido que sigan naciendo medios nuevos, incluso ¡diarios en papel! O sea, al tipo le agradamos por omisión”.


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Juan Ignacio Brito
Periodista de la Universidad Católica y Master of Arts in Law and Diplomacy de The Fletcher School. Fue director de El Metropolitano, editor general de de la revista Qué Pasa y editor in chief de AmCham-Chile. Actualmente es editor asociado de Opinión en La Tercera.

"Antes creía que la vida pertenecía a los hombres prácticos, a los 'hacedores' que creen que inventan la rueda a cada paso; hace ya un tiempo que desconfío cada vez más de esos pajarracos y miro con más cariño a los que se dan el tiempo de pensar, investigar y elucubrar antes de lanzarse a la piscina.

Antes me gustaba el periodismo de televisión: veía noticieros, programas de reportajes, de debate político, etc; ahora me carga y uso la TV casi exclusivamente para ver buenos partidos de fútbol.

Antes quería dejar de escribir para ser editor; ahora no es que quiera dejar de editar, pero echo de menos tener más tiempo para escribir.

Antes pensaba que las cosas que no andaban bien podían y debían arreglarse de un plumazo, con una suerte de big bang que diera origen a nuevas condiciones y permitieran casi partir de cero; hoy estoy seguro de que -en términos generales- no hay cambio bueno si no es gradual. Antes era harto menos conservador que ahora, en suma".

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martes, 11 de marzo de 2008

Leila Guerriero
Escritora y periodista argentina. Colaboradora de La Nación de Buenos Aires, Rolling Stone, Malpensante y Paula, editora para el cono sur de las revistas Gatopardo y Travesías, colaboradora en y autora de Los suicidas del fin del mundo. Si quieren saber más vea la entrevista que le hizo Óscar Contardo en El medio blog.

"Sería mucho más divertido cambiar de opinión todos los días, aunque más no fuera para ir ampliando el gusto, pero no me pasa. Siempre me aburrió John Updike, y me sigue aburriendo; siempre me gustó la comida cruda y me sigue gustando; siempre detesté el cine iraní y sigo en las mismas.
Hasta 1998 Jim Carrey me parecía un tipo irritante, dueño de un reparto de gracias corporales absurdas, con una carrera cimentada en las mil y una formas de desencajar la mandíbula. Pero ese año vi The Truman Show, un tiempo después vi Man on the moon, y no diré que ahora Jim Carrey es mi actor favorito, pero me gusta y, sobre todo, ya no me produce el efecto que, todavía, me producen Robin Williams y los mimos: un deseo irresponsable de patearles la mandíbula".

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Felipe Bianchi
Periodista de la Universidad Católica, conductor de televisión y comentarista deportivo. Trabajó 15 años en El Mercurio, fue conductor de CQC en Mega, director de las revistas Rolling Stone Chile y El Gráfico Chile. Hoy dirige el área deportiva de CHV, conduce el programa Show de Goles y tiene un programa en radio Universo junto a Pablo Mackenna. Ganó la versión 2007 del Premio Periodismo de Excelencia en la categoría opinión.

"Por años pensé que los pelotudos que trotaban eran no sólo pernos, sino odiosos. Odiaba a los que trotaban. Por fomes, transpirados y, sobre todo, por engrupidos. 'Muerto antes que trotar como los nerds', era mi frase de cabecera. Pues bien: hoy troto. Tres veces a la semana. Es más, auspiciado por Nike, soy parte de un grupo de runners. Cacha: runners. Un asco: me pasé al enemigo de frentón... lo que ratifica una vez más lo sobrevalorada que está la coherencia.
¿Otro cambio de opinión? Durante mucho tiempo asumí que prensa de TVN era un reducto más o menos objetivo. Hoy, Cortázares, Vidales y Perez Yomas de por medio (vaya pasadizo que hay entre la Moneda y Canal 7) tengo claro que, de objetividad, queda poco. No hay área de prensa más controlada y menos libre que la de TVN. Todos sus jefes trabajan o trabajaron en el gobierno. Van y vienen. Vienen y van sin pudor alguno. De La Moneda a Inés Matte y vice versa. Hay una relación directa. De oficina a oficina. Mala cosa".

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Leonidas Montes
Ingeniero civil industrial, licenciado en Filosofía y magíster en Ciencia Política de la Universidad Católica, y doctor en Economía de la Universidad de Cambridge. Ha sido columnista de La Tercera, Diario Financiero, El Mercurio y La Segunda, ganó el concurso de cuentos de la revista Paula en 1996 y ha publicado Adam Smith in Context y New Voices on Adam Smith.

"He cambiado de opinión en términos políticos. Si antes compartía una dosis de republicanismo, ésta ha disminuido. Cada vez me convenzo mas de que, aunque parezca crudo e incluso negativo, al final es positivo mirar las cuestiones políticas desde una perspectiva public choice. Esto es, aplicando la racionalidad económica a los actores políticos que maximizan su utilidad, que es el poder".

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Víctor Carrasco
Director teatral y guionista. Autor de algunas de las teleseries más exitosas de TVN como La Fiera, Pampa Ilusión, El Circo de las Montini, Puertas Adentro y Cómplices. Por estos días está próximo a estrenar su primera teleserie nocturna El señor de la querencia. Además es un respetado director de teatro que ha puesto en escena obras como Hedda Gabler y Roberto Zucco.


"Jurarse amor para toda la vida es una irresponsabilidad. Habría que sacar ese tipo de declaraciones del discurso amoroso. El amor muta en odio en un dos por tres y a veces es justamente el odio el que dura toda la vida".

Gonzalo Maza
Periodista, guionista y crítico de cine de La Tercera. Fue editor de la Zona de Contacto de El Mercurio, productor ejecutivo de Aplaplac y editor de libros de comics de Pedro Peirano, Rodrigo Salinas y Hervi. Actualmente es autor de Analízame, un cotizado blog de cine, y programador del Festival Internacional de Cine de Valdivia.

"Después de que murió mi papá, dejé de considerarme católico. Hasta antes de eso, siempre dije que a pesar de tener distancias con los procedimientos históricos de la Iglesia Católica (digamos, desde la Inquisición hasta el método de elección del Papa) yo estaba cerca del credo católico por su capacidad de acoger a los necesitados. Pero dejé de pensar eso el año pasado, luego de la misa fúnebre de mi papá en la Iglesia de los Carmelitas en Viña. Habíamos pasado dos días ahí, pero ningún sacerdote se acercó a saber que le pasaba a esas personas que estaban en la sala de velatorio. Estaban más preocupados de saber si le ibamos a pagar al organista, y ademas no aceptaron que dijeramos palabras de recuerdo sobre mi padre en la Santa Misa, por ser, digamos, Santa (finalmente, luego de una agotadora negociación, logré que aceptaran que yo dijera algo sobre mi padre pero muy corto únicamente antes de que el cura hiciera lo suyo). Nunca necesité de la Iglesia Católica en toda mi vida. Antes, solo una vez en mi vida le había rogado a Dios, cuando niño, que la Selección Chilena no perdiera un partido y lo perdió. Y eso me hizo que dejara de hacer pedidos a Dios. Pero me quedé con la Iglesia, con su institución 'acogedora' de los necesitados, pero en el único momento que quise estar cerca de ellos, me hicieron sentir un rechazado, un outsider pero por sobre todo un católico de segunda clase. Con esas pequeñas negaciones, solo hicieron más intenso y frustrante mi dolor".

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Victoria Alonso
Ingeniera agrónoma de la UC, master en sustentabilidad ambiental en Edimburgo. Se ha especializado en temas medioambietales y ha trabajado en la Conama y Rides. Actualmente es encargada de conservación privada de The Nature Conservancy (TNC), una importante ONG estadounidense.

"Antes pensaba que comer sano era indispensable para llegar a vieja… Ahora que comer sano y disfrutando, aunque no sea tan sano te asegura llegar a vieja y feliz.
Creía que el instinto de madre es un mito y me di cuenta de que el instinto de madre es increíble y te salva tantas veces.
Pensaba que el dinero no es todo... pero ahora que me atoran las deudas, ¡quiero ganar más plata!".

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Lucas Sierra
Abogado de la Universidad de Chile y Ph.D. de la Universidad de Cambridge. Profesor de Derecho en la Universidad de Chile, investigador del CEP y columnista de El Mercurio.

"He cambiado de opinión respecto del mejor estándar para la TV digital. Antes pensaba que era el europeo, pero he conocido más el japonés y he llegado a la conclusión que, tecnológicamente, es el mejor. Esto no tiene que ver con los precios de los decodificadores ni de los receptores, sino que con la pura calidad tecnológica y su potencialidad futura".

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Francisco Pereira
Filósofo y periodista de la Universidad Católica. M.A. y PhD en el King’s College London. Trabaja en el Departamento de Filosofía de la Universidad Alberto Hurtado y organiza la Sociedad Chilena de Filosofía Analítica, para “abrir un nuevo espacio para el debate académico en Sudamérica”.

"Hace algunos años me parecía imposible realizar una lectura realista de la teoría de la causalidad de David Hume. Hoy, tras informarme cuidadosamente acerca de la influencia de Newton y del escepticismo académico en su pensamiento, me doy cuenta de que efectivamente hay buenas razones para postular una interpretación realista de corte escéptico, por lo menos en el caso de su Investigación sobre el Conocimiento Humano".

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Alejandra Costamagna
Escritora. Premio Altazor y del Círculo Nacional de las Artes. Sus últimos libros publicados son Ultimos fuegos y Dile que no estoy.

"Antes pensaba que un texto bien escrito debía tener una sintaxis impecable. Ahora pienso que bajo el ropaje de la incorrección formal puede haber un material brillante, y puede que el brillo derive precisamente de la insolencia de esa escritura no moldeada, un poco salvaje quizás. Ahora pienso que hay que poner el ojo ahí también. Que es posible encontrar joyas escondidas bajo una puntuación aparentemente defectuosa o una cortina de muletillas, barbarismos, cacofonías, reiteraciones, excesos de signos y otros vicios que empañan la lectura preliminar. Ahora pienso que la buena escritura no se agota en los puntos y las comas bien puestos, sino también en el carácter, el ritmo, el nervio de lo escrito. Pero pienso también que para eso existen los editores. No para domesticar los textos, sino para desbloquear el estilo de las infinitas taras formales. Para podar las ramas que cubren tanto árbol con forma de manuscrito, y que a veces no dejan apreciar ni las espinas de un futuro libro".

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Valentina Justiniano
Periodista de la Universidad Diego Portales. Tras siete años como directora de comunicaciones de editorial Alfaguara, el año pasadoa sumió como coordinadora de Periodismo en la Universidad Alberto Hurtado.

"Aunque me jactaba de ser una persona liberal me di cuenta de que odio a las tribus urbanas... y de que no sería capaz de soportar que mi hija pololeara con un pokemón.
Ya no creo que la frivolidad sea sinónimo de tontera... Todo lo contrario.
Ahora me importa el tema de la sequía y el ahorro energético. Y no sólo eso... además me deprime y me asusta un futuro sin agua".

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Eduardo Arriagada
Periodista de la UC y MBA del Instituto de Empresa de Madrid. Es profesor de la Facultad de Comunicaciones de la UC se especializa en los temas de industria informativa. Entre varias otras cosas está a cargo de crear una serie de medios que permitan canalizar el trabajo práctico de los alumnos de la Universidad.

"Los medios ya entienden que la información será cada vez más un commodity que llegará a todos sin costo, el desafío creciente será captar la atención. La clave en las comunicaciones masivas, en general, sigue pasando por redactar una buena historia. En ese contexto, sigo sorprendido por la eficacia que tiene la inteligencia colectiva como recurso de los medios de comunicación. Lo que hagamos para generar participación es una inversión, casi todo lo demás es gasto".

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Javiera Errázuriz
Periodista e historiadora de la Universidad Católica. Máster en Historia Contemporeánea de la Universidad Autónoma de Madrid. Actualmente estudia un doctorado en historia esa misma Universidad.

"Antes no estaba de acuerdo en la adopción para matrimonios homosexuales y ahora sí. No tengo ninguna razón específica para justificar el cambio de opinión, simplemente me parece que tienen el mismo derecho que cualquier otra persona en formar una familia.
Antes pensaba que uno nunca podrá entender a otra cultura por lo tanto debe respetar sus costumbres; ahora creo que hay ciertas cosas que deben ser defendidas por sobre los valores culturales, por ejemplo, erradicar la ablación.
Antes encontraba que la farándula era lo peor y ahora gozo con las copuchas sobre la casa real española; es decir, soy monárquica para la farándula (sólo para eso)".

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lunes, 10 de marzo de 2008

Carolina Urrejola
Periodista de la Universidad Diego Portales. Se hizo conocida como conductora de Vía X junto a José Miguel Villouta. De ahí se la levantaron de TVN donde estuvo primero en el noticiario de las mañanas y luego en "Medianoche". Actualmente conduce junto a Iván Valenzuela en "En boca de todos" en Canal 13, tiene un programa junto a Matías del Río en radio Zero.

"Ya no creo en la idoneidad de la Concertación para gobernar. Fui concertacionista y en el fondo de mi corazón creo seguir siéndolo de algún modo, me compré la épica del retorno a la democracia y la mirada de muchos de sus políticos sobre el desarrollo de Chile. Pero hoy sólo veo -salvo escasas excepciones- una especie de furor por conservar el poder, un cuoteo descarado hasta en la más apolítica de las pegas y lo más malo de todo, mediocridad rampante. Los soldados de la Concertación, los funcionarios, los que tienen que trasladar el relato central, la política pública bien pensada a la realidad de las personas, son chantas, aprovechadores y hacen mal la pega. Nada de esto me lleva, por cierto, a mirar a la derecha como alternativa posible. Estoy literalmente huérfana de referente, y me carga".

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Dante Contreras
Ingeniero Comercial de la Universidad de Chile y PhD. en Economía de la Universidad de California, Los Angeles. Entre otras cosas ha sido Director del Departamento de Economía de la Universidad de Chile y consultor del Banco Mundial. Actualmente es Oficial del Programa de Equidad del PNUD. Se ha especializado en economía de la educación, pobreza, distribución de ingreso y políticas sociales razón por lo que ha sido es un conferencista requerido y ha sido llamado a integrar varias comisiones. Hoy por ejemplo forma parte del Consejo Asesor Presidencial para la Equidad Social.

"Mi acercamiento al mundo de las políticas publicas, comisiones, trabajo con el sector público, think tanks de distintas corrientes me ha demostrado que las opiniones politicas son mucho más fuertes que las técnicas. Eso es sabido pero pero desde "afuera" pareciera que es mucho mas técnico de lo que verdaderamente es".
Juan Diego Santa Cruz
Fotógrafo, ha colaborado en Fibra, Paula y The Clinic, medio en el cual se destacó con sus secciones "Vivienda Desolación" o "Chilean Beauty", que posteriormente se transformó en un libro con ese mismo nombre. En la edición de febrero de la revista Monocle, viene un reportaje sobre Santiago con sus fotos. Actualmente es socio, junto a la diseñadora Piedad Rivadeneira, de la Agencia Felicidad. ¿Se acuerdan esas fotos de campaña de Michelle Bachelet vestida de blanco? Bueno, él las sacó.

"Después de haber votado por la Concertación toda mi vida eleccionaria no volveré a hacerlo hasta por lo menos unos cuatro años más... si no más.
Creía que los quiltros no pelechaban... y mi perra si pelecha.
Creía que el aceite de oliva era imposible que hiciera mal incluso ocupándolo en el motor de un auto... y si puede hacer mal.
Creía que era necesario hacer las represas en Aysén... y no es necesario.
Creía que Hillary Clinton iba a ser presidente de USA de todas maneras... y quién sabe.
Creía que La Tercera era mejor que El Mercurio pero en realidad son igual de fomes".
Andrea Palet
Periodista de la Universidad Autónoma de Barcelona, editora y columnista. Actualmente escribe en Artes y Letras de El Mercurio.

En la consideración sobre la importancia de los escritores. No me refiero a la importancia que les concede hoy la sociedad en su conjunto, eso sería muy cruel (¿qué fue de de los intelectuales orgánicos?), sino a la que les otorgamos los lectores asiduos, y los que trabajamos con ellos. Antes leía todo el día y creía firmemente que los escritores eran gente especial, admirable, superior. Ahora también leo todo el día, y la literatura me importa, me apasiona, me rodea y me paga honorarios, pero los escritores, digo como figuras, como subespecie, como gremio, como personalidades, no me interesan nada. No me interesan sus vidas ni sus opiniones, de las que sabemos mucho, casi siempre demasiado, no porque sean intrínsecamente más valiosas que las de los buzos tácticos, por ejemplo, sino simplemente porque los primeros ponen todo por escrito y los segundos no (es medio difícil escribir bajo el agua). Es duro descubrir que se puede dominar maravillosamente una técnica y ser infinitamente banal y vanidoso al mismo tiempo, pero deberíamos acostumbrarnos. Sucede en la literatura como en la política, el fútbol, el laboratorio, el teatro. En síntesis: la obra sí, la persona no.
Ibsen Martínez
Escritor, dramaturgo y periodista venezolano. Colabora con El Nacional y Tal Cual de Caracas, Letras Libres, El Espectador de Bogotá, El Malpensante, El País, ABC, The Washington Post, La Nación y Foreign Policy.

"Cambié de idea y de actitud respecto de algo que siempre me causó suma desazón: hablar de dinero. Actitud remisa esta que complicó mi vida pues me la gano estrictamente en plan free lance. Este año, ya bastante cincuentón, decidí que mejor es hablar de plata sin melindres y de modos de pago y cosas así desde el principio, al mismo tiempo que del tema, el ángulo, la extensión y la fecha tope de entrega. Lo mismo me pasa con las invitaciones a conferencias foros, mesas redondas: ¿cuánto hay p'a eso?, decimos en Venezuela expresión que siempre me sonó chabacana y palurda. Ahora no; en absoluto. Termino diciendo que el cambio de actitud no ha aumentado mi 'facturación' en un sólo centavo, pero sí ha mejorado sobremanera mi talante cotidiano: ahora no me junto sino con gente que me place ver sin cobrar por ello y siempre sé cuánto dinero me he ganado en lugar de elucubrar fútilmente cuánto me habré dejado de ganar por no hablar a tiempo".
Pablo Simonetti
Autor de Vidas Vulnerables, Madre que estás en los cielos y La razón de los amantes.

"He cambiado de opinión en cuanto a la manera en que debe ser representado narrativamente el funcionamiento de la memoria. Los grandes novelistas del siglo XIX creaban sus novelas a partir de un narrador omnisciente que recordaba de manera amplia y minuciosa lo ocurrido en el pasado. Luego se integró la primera persona al ejercicio de la memoria narrativa, pero quedó un resabio de esas escenas contadas en detalle. Por ejemplo: diálogos exhaustivos con gestos reveladores, acciones de énfasis y hasta las inflexiones de voz. Yo mismo, en mis novelas y cuentos anteriores, llevado por el gusto de narrar, he escrito escenas rememoradas con un alto contenido visual y oral. Es la imaginación del escritor la que crea estas escenas tan vívidas, pero si ese mismo escritor es llevado a recordar una escena importante de su vida, comprenderá inmediatamente que recuerda sólo ciertas cosas: una impresión de la luz en la habitación, frases sueltas de gran peso simbólico, las emociones que percibía en los demás, la emoción que predominaba en él, corrientes que llevaron a unos y a otros a actuar del modo en que lo hicieron. Nadie puede reproducir un diálogo ocurrido en el pasado, ni siquiera uno de ayer, hasta la última palabra (y, si puede, es un latero). Dicen que se trata del juego de la ficción, en el cual el lector acepta las reglas. Ya no me parece así. Es más, creo que uno debería preguntarse al momento de escribir un texto en que el narrador en primera persona recuerda, por qué el personaje recuerda ese momento en especial, por qué lo recuerda de la manera en que lo hace (por ejemplo, a qué se debe que surja una imagen o una metáfora), por qué ha rodeado ese episodio de ciertos sentimientos. Y, sobre todo, debe respetar (con peligro de volver las situaciones vagas, poco visuales para el lector y hasta inverosímiles) los límites y perspectivas del ejercicio memorioso. En buenas cuentas, la memoria debe conservar su textura al momento de hacerla narración, esa intensa vaguedad que da forma a los recuerdos".
Matías Irarrázabal
Publicista y Licenciado en Estética. Director Creativo en Dittborn&Unzueta

"1-Antes yo exigía para mí y los demás cierta militancia en relación a lo que uno piensa y hace, sin embargo en el último tiempo he comprendido el derecho de ser complejos y contradictorios.
2- Antes pensaba que todo ese mundo sensible vinculado al alma, corazón, a la biografía íntima, era algo un poco llorón e incluso cursi, sin embargo he visto como todo eso tiene que ver directamente con las ejes más vitales de cualquier persona. Y lo que me sorprende es que actualmente le dediquemos tan poca energía al asunto. El cuidado de nuestro interior debería ser tema de formación escolar, un conocimiento utilitario y práctico para la vida diaria como las matemáticas y el lenguaje".
Daniel Villalobos
Periodista de la Universidad de la Frontera. Colaborador de civilcinema.cl y de la revista VIVE! de VTR. Actualmente es editor general de Bazuca.com

"Por distintas razones, he estado leyendo muchos textos de historia en los últimos años y -más allá del asombro ante lo ignorante que era sobre mi país y el resto del mundo en general- el gran cambio que me produjeron se terminó de gatillar el 2008: ya no creo en la noción de progreso. Al menos no como me la enseñaron en el colegio, como la usan los políticos o como la entiende la revista Capital.
Porque esa noción de progreso supone que estamos caminando por una larga línea en la cual nosotros vivimos mejor, estamos más informados y somos más sofisticados que nuestros abuelos, pero no tanto como lo serán nuestros nietos. Porque esa noción supone que el mundo antiguo es una especie de sótano polvoriento al que podemos mirar con reverencia o convertir en parque temático, pero jamás considerar como un elemento vivo de la cultura que nos rodea ni -siquiera por asomo- como un patrimonio a recuperar.
No quiero decir que debamos volver a vestir pieles o a usar jubones. Digo que cuando uno aprende algo de historia fuera de la lógica línea-de-tiempo que te enseñan en el liceo, las personas de otras épocas dejan de parecer pobres aves a las que debamos mirar con condescendencia y surgen como gente distinta, pero similar a uno en cuanto a que debieron encontrar sus propias maneras de lidiar con lo de siempre: el miedo, la soledad, la ignorancia, la enfermedad, el amor, la muerte.
Además, perderle el respeto al mito del progreso (y qué manera de infectar todo lo que nos rodea tiene ese mito) también terminó por hacerme olvidar ciertas mentiras que uno se cuenta desde niño: por ejemplo, que estamos aquí para ser felices -o que tenemos derecho a serlo- y que la sociedad espera algo de nosotros. La sociedad no espera nada.
Cuando dejé de pensar en mi propia vida como una reproducción pequeña de lo que se supone tiene que ser el progreso a gran escala, dejé también de pensar que lo que aprendía debía tener alguna consecuencia práctica visible, y volví a aprender sin mucho cálculo ni precisión, como uno aprende cuando niño, que es para mí la mejor forma de aprender. Y eso aprendí el 2008".
Juan Ignacio Correa
Abogado de la Universidad de Chile y socio del Estudio Correa Gubbins. Fue fundador y presidente de Libertades Públicas. Actualmente es columnista de Capital. Su primera novela ha sido Al Otro Lado y en estos momentos termina su segunda novela.

"En el año 2007 cumplí 50 años. Yo no soy de esos que viven abrumados por cumplir años. Hasta entonces mis cumpleaños me habían sido indiferentes. Sólo era una cuestión cronológica o biológica. Pero los 50 fueron diferentes. Capté que la meta empezaba ha acecharme, aunque no fuera en forma muy invasiva o apremiante. Pero supe que cada nuevo día estaría más cerca. También debe haber influido en este cambio de folio sicológico la muerte de mi padre. Ahora ya tengo algunas certezas, yo que tanto las rehuyo: no podré celebrar mi segundo cincuentenario ni seré Presidente de la República ni tampoco me sacaré el Nobel de literatura. Pero -a su vez- estas certezas no me han traído ni ansiedad ni decepción, sino que -por el contrario- siento que tendré más tiempo para mis asuntos personales y familiares al no tener que luchar esas posiciones o sentidos de pertenencias".